El polen es un subproducto que no lo producen directamente las abejas, sino que proviene de los estambres de la flor, es decir, de sus órganos reproductores masculinos. Los granos de polen son pequeñas partículas microscópicas de 20 a 40 micras, de color amarillo pálido a negro, que se agrupan en grupos de 4 en la antera, parte terminal del estambre. Estos granos suelen estar erizados de espinas, lo que facilita su fijación en bolas que serán recuperadas por las abejas. El polen a menudo está mal visto debido a las alergias que provoca, provocando secreción nasal y ojos llorosos, pero el polen de la colmena es un verdadero regalo, un concentrado de virtudes. De hecho, el polen de abeja se llama “entomófilo”, lo que significa que es transportado por insectos durante la búsqueda de alimento, mientras que el polen transportado por el viento es “anemófilo”, y estos dos tipos son significativamente diferentes. : el polen entomófilo, a diferencia del polen anemófilo, no es alergénico , porque las alergias relacionadas con este último provienen de la inhalación y no de la ingestión. Sin embargo, puede haber alergias al polen entomófilo, pero son muy raras e independientes de otras alergias al polen.

Este artículo fue actualizado el 25/10/2022

¿Para qué se utiliza el polen?

Propiedades principales

Propiedades estimulantes: el polen es sobre todo un tónico y fortificante natural que mejora el estado general del organismo y fortalece el sistema inmunológico. Sus oligoelementos activan las enzimas que participan en el metabolismo productor de energía. Además, estimula el apetito, permitiendo ganar peso, y devuelve las fuerzas a convalecientes y enfermos. Gracias a la presencia de magnesio, fósforo, vitaminas y aminoácidos, es un excelente tónico intelectual que estimula la memoria. También actúa sobre el estado de ánimo al resultar eufórico y es mejor tomarlo por la mañana. Estas propiedades se deben a la presencia de fenilalanina y triptófano, dos aminoácidos esenciales que participan en la síntesis de neurotransmisores (dopamina y adrenalina para la fenilalanina, serotonina para el triptófano) que regulan la actividad cerebral y equilibran el estado de ánimo. Contra el estrés o la disminución de la libido, ¡el polen es un gran aliado!

Propiedades digestivas: el polen es un verdadero aliado de la flora intestinal. Gracias a su efecto regulador intestinal mejora tanto la diarrea como el estreñimiento y en general tiene un efecto positivo en todos los trastornos digestivos. Aporta fibras que activan el tránsito y tienen un efecto “prebiótico” para las bacterias de la flora intestinal.

Propiedades metabólicas: el polen es un estimulante general del organismo que mejorará notablemente la calcificación de los huesos y, por tanto, es útil para los retrasos en el crecimiento. Y este no es su único efecto positivo, porque estimula y regula todos los desequilibrios funcionales relacionados con el aumento o disminución del metabolismo.

Propiedades antioxidantes: gracias a sus moléculas antioxidantes (oligoelementos, vitaminas, polifenoles, rutinas, etc.), el polen atrapa los radicales libres causantes de la degradación celular. Así, lucha contra la senescencia, y también ayuda a prevenir la caída del cabello gracias a la Vitamina B3 y la rutina.

Usos

Gracias a su riqueza en compuestos nutricionales con mil y una virtudes, el polen es ideal en los siguientes casos:

  • ⁣⁢‍‌‌‍‍‍‍​‌‍​‌‌‌‌‍‍‌‌‍​‌‍‌​‍​​‍‌‌‌‍​‍‌‌​‌​‍‍​‍​​‍​Cansancio⁤⁣ físico, psicológico o sexual
  • Desordenes digestivos y problemas de tránsito
  • Envejecimiento del cuerpo, caída del cabello
  • Raquitismo y trastornos del crecimiento
  • Hiperplasia prostática benigna

El polen se utiliza bajo forma fresca o seca en un tratamiento de 3 semanas, especialmente durante los cambios estacionales. El polen fresco debe ser almacenado en la nevera, y se debe masticar por la mañana en ayunas, antes de beber un vaso de agua. En el caso del polen seco, puedes dejar que se disuelva en agua mucho antes (el día anterior) para poder tomarlo por la mañana en ayunas. La dosis promedio recomendada para un adulto es 15-20 g al día para prevención y hasta 30 g al día para tratamiento de ataques. Para los adolescentes, la dosis es de 12 a 15 g por día.

Precauciones de uso

El polen es no recomendado para niños menores de 12 años. sin consejo médico. Por último, el polen no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones (excepto en casos de insuficiencia renal), y hay que tener cuidado en caso de alergia al polen (aunque, como hemos visto anteriormente, este polen es diferente del polen alérgico).

El polen fresco debe congelarse para una mejor conservación. Se conservará de 6 a 8 días a temperatura ambiente.

¿Cómo se produce el polen y de qué está hecho?

Fabricación y cosecha

El polen corresponde a la semilla de flor masculina, producida por los estambres, y es recogida por la abeja cuando sale a recolectar. De hecho, gracias a sus patas traseras, recoge este polen y lo mezcla con miel y saliva para formar pequeñas bolas que almacena en el “cestas de polen”. Estos últimos son luego traídos y depositados por los recolectores, luego los trabajadores transportan las bolas a las celdas que rodean la cría, para alimentar a las larvas y la colmena durante el invierno. Así, el polen se deposita en estas células y los trabajadores insertan una fina capa de propóleo para impedir cualquier intercambio gaseoso. Por eso, en unos días fermentación anaeróbica (sin oxígeno), el polen se transforma en pan de abeja, que se utiliza para alimentar a las larvas jóvenes y a las nodrizas. Este producto es casi desconocido para el público en general, ¡pero es la única forma en que las abejas consumen polen!

Pero volvamos a nuestro regreso a la colmena y la cosecha. El polen es un elemento esencial para las abejas, única fuente de proteínas, es imprescindible para la cría de las larvas, el alimento de las abejas y la supervivencia de la colmena: sin polen, sin jalea real, sin cría, sin cera, sin enjambre…y más abejas. Así, la cosecha por parte del apicultor debe ser razonada y respetar el equilibrio de la colmena. Para ello coloca trampas o trampas en la entrada de la colmena. trampas de polen, que son una especie de rejilla que “atrapará” unas cuantas bolas de polen cuando las abejas regresen a casa. El tamaño de la malla debe definirse con precisión: ni demasiado grande ni demasiado pequeña, debe permitir recoger sólo una pequeña parte del polen recogido para no poner en peligro la supervivencia de la colmena. A lo largo del año, el apicultor recolectará de 2 a 4 kg de polen, lo que corresponde aproximadamente al 10% de la cosecha total.

El polen así recogido, o polen fresco, es muy húmedo, y se puede vender tal cual siempre que se congele rápidamente para no perder sus propiedades. En caso contrario, el polen debe secarse rápidamente mediante deshidratación parcial o secado, antes de comercializarse en forma sólida. Además, en ambos casos hay que separar el polen porque en este momento encontramos impurezas como insectos, patas de abeja u otros desechos.

⁣⁢‌‌​‍‍‍‍‍‍​‌​​‍‌‌‌‌‍‌‍‍‌‌‌‌‍‍​​​‍‍‍‍​‍‌‍‍​‌​‍​Composición⁤⁣:

Los gránulos de polen producidos por las abejas contienen por término medio:

  • 30 a 55% de carbohidratos
  • 20 a 35% de proteínas
  • 7 à 15 % d’agua
  • 1 a 13% de lípidos
  • 2 a 6% de minerales
  • 0,3 a 20% de fibras
  • 2 a 5% otros compuestos.

Además, como el polen proviene de los estambres de las flores, ¡hay tantos granos de polen como especies de flores! Así, la composición del polen varía mucho en función de su origen.

Sin embargo, sea cual sea el polen, su riqueza radica en su alto contenido en proteínas y aminoácidos (20% de media). Estos son aminoácidos esenciales, enzimas y otros nutrientes, y se dice que comer 100 gramos de polen equivale a comer 7 huevos, solo eso !

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Bibliografía

Obra: Cherbuliez, T., Domerego, R. (2003). Apiterapia - Medicina para las abejas. Ediciones Amyris.

Obra: Abril, G. (2014). Salud natural con apiterapia: Miel, propóleo, polen, jalea real... Éditions Terre vivant.

Obra: Domerego, R., Imbert, G. y Blanchard, C. (2016). Guía práctica de la medicina de las abejas: miel, polen, propóleo, jalea real... en el día a día. Ediciones Baroch.