La cera de abejas es producida por las “glándulas de cera” de esta última, que se desarrollan entre la segunda y tercera semana de vida y que producen cera hasta la muerte de la abeja. La cera es entonces casi blanca, parecida a finas escamas, luego es amasada por las mandíbulas de la abeja y mezclada con su saliva. Al final obtenemos una pasta grasa que utilizan las obreras para fabricar las células de la colmena. La cera es una sustancia grasa y compacta, de naturaleza lipídica, compuesta por 3/4 de ésteres de ácidos grasos y alcohol, 1/4 de hidrocarburos, además de algunas otras sustancias (vitamina A, pigmentos, etc.). Es un compuesto estable que se conserva muy bien, aunque es preferible fundirlo para esterilizarlo. Luego se vierte y se guarda en un recipiente hermético.

Este artículo fue actualizado el 25/10/2022

Fabricación y cosecha

Dentro de la colmena, la cera puede provenir de dos lugares: el cubre que cierran los alvéolos, o marcos viejos ya usado. Se distinguen entonces diferentes usos según el origen, porque la cera de las tapas es muy pura mientras que la cera de los marcos antiguos contiene numerosas impurezas. Así, en el primer caso, la cera de los opérculos se purifica para ser utilizada en apiterapia o en cosmético, mientras que la cera de los marcos antiguos se utilizará en la industria, para fabricar velas, por ejemplo.

Además, la cera de abejas es un producto utilizado desde la antigüedad, ya sea en velas para encender, para sellar cartas o incluso para moldear esculturas. Además, la cera blanca (de los párpados) se utilizaba desde la Antigüedad para elaborar preparados dermatológicos, como cataplasmas para aplicar sobre quemaduras o heridas infectadas. Hoy en día, la cera blanca o cera amarilla sigue siendo muy utilizada en cosmética. Lo elegimos como excipiente y agente protector en la constitución de ungüentos, leches, rímel, barras de labios, cremas antienvejecimiento… La cera es un material estable y flexible que constituye un soporte ideal para mezclar productos orgánicos. Además, también tiene un efecto revitalizante que devuelve la luminosidad, la flexibilidad y el tono a tu piel.

Otro uso original de la cera de abejas que combina velas y salud: el uso dentro velas para los oídos conocidos como los indios Hopi (que significa “pueblo pacífico”). Se trata de velas hechas de un cono largo y hueco de cera de abejas de hasta 30 cm de largo, que se utilizan para tratar las obstrucciones de cerumen. De hecho, el calor ligado a la combustión de la cera (en la base) se difunde hacia los tímpanos, lo que ablanda las distintas impurezas presentes y permite su eliminación porque esto también provoca la depresión del oído. De esta manera, los depósitos de cerumen se aspiran y se recogen en el cono de cera de abejas. Gracias a sus velas que contribuyen a la limpieza profunda del oído y a la eliminación de obstrucciones de cerumen, ¡se acabaron los zumbidos! (zumbido de abeja... ¿entiendes?)

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Bibliografía

Obra: Cherbuliez, T., Domerego, R. (2003). Apiterapia - Medicina para las abejas. Ediciones Amyris.

Obra: Abril, G. (2014). Salud natural con apiterapia: Miel, propóleo, polen, jalea real... Éditions Terre vivant.

Obra: Domerego, R., Imbert, G. y Blanchard, C. (2016). Guía práctica de la medicina de las abejas: miel, polen, propóleo, jalea real... en el día a día. Ediciones Baroch.