Dado que no siempre es posible eliminar las fuentes de estrés, es importante saber que la dieta puede ayudar a limitar su impacto: proteger el corazón, evitar el aumento de peso y la reducción de la inmunidad, prevenir el riesgo de diabetes, agotamiento y depresión... Aportando determinados nutrientes, el contenido del plato desempeñará de hecho un papel que muchas veces se pasa por alto pero que sin embargo es esencial: compensar la falta o la pérdida de minerales como el hierro o el magnesio; prevenir los bocadillos y los antojos de azúcar; apoyar la producción de hormonas y neurotransmisores para la motivación, el estado de ánimo y el sueño; limitar el terreno inflamatorio, el estrés oxidativo... Cuidar la alimentación es, por tanto, uno de los pilares para gestionar mejor el estrés, sobre todo porque con el estilo de vida moderno, nuestra alimentación tiende a empeorar su impacto sobre la salud.
Este artículo fue actualizado el 22/12/2023La hiperproducción de cortisol, característica del estrés crónico, altera la síntesis de neurotransmisores, ya sea dopamina que actúa sobre la motivación o serotonina para gestionar las emociones. Son en particular estas alteraciones las que explican ciertos trastornos del estado de ánimo asociados al estrés, como la irritabilidad, la tristeza o la depresión. Cuando la situación persiste, cuando el organismo llega al límite de sus capacidades de adaptación, la producción de todas estas moléculas puede colapsar (dopamina, serotonina, cortisol, etc.), provocando esa pérdida total de “energía” característica del burnout. Al proporcionar los nutrientes necesarios para la síntesis de neurotransmisores, la dieta desempeñará un papel importante en el apoyo al organismo y en la prevención del agotamiento:
Si bien la dieta puede tener un impacto significativo, es necesario asociarla con otros abordajes naturales complementarios en casos de estrés. dadas sus múltiples consecuencias sobre la salud. Estos enfoques son objeto de un número cada vez mayor de estudios que destacan su eficacia para reducir la ansiedad y el cortisol, regular la frecuencia cardíaca, mejorar el sueño y la inmunidad, etc.
Nota media: 5 ( 3 votos)
Publicación: Tchakirian, L. (14 de diciembre de 2018). Tesis: Omegas 3 y 6: Acción sobre el organismo y el cerebro. Dumas. https://dumas.ccsd.cnrs.fr/dumas-01960388/file/TCHAKIRIAN%20Lidia.%20Th%C3%A8se%20d%27exercise%202018.pdf
Publicación: De Lorgeril, M. y Salen, P. (2012). Nuevos conocimientos sobre los efectos en la salud de los ácidos grasos saturados y poliinsaturados omega-6 y omega-3 en la dieta. Medicina BMC, 10 (1). https://doi.org/10.1186/1741-7015-10-50
Publicación: De Lorgeril, M., Renaud, S., Salen, P., Monjaud, I., Mamelle, N., Martin, JP, Guidollet, J., P, T. y J, D. (1994). Dieta mediterránea rica en ácido alfa-linolénico en la prevención secundaria de la enfermedad coronaria. The Lancet, 343(8911), 1454-1459. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(94)92580-1
Obra: Coudron C. y Pourrias B. (2014). Guías de prescripción nutricional. Ediciones Salud.
Obra: de Lorgeril, M. (2020). La nueva dieta mediterránea (Poche Santé, Poche). Morabito.
Sitio web : MEI. (2021, 28 de julio). MEI. https://www.iedm.asso.fr/